31 marzo 2010

Tentado en todo, hallado sin pecado

Es muy conocida aquella reseña de la vida de Jesús que describe las tentaciones a la que fue expuesto en el desierto, según lo podemos ver en el capitulo 4 del evangelio de Mateo, fueron tres las tentaciones; sin embargo, en ellas van insertas todo tipo de tentación a la que como humanos podamos ser sometidos.
Allí se muestra la condición de Jesús como el Mesías prometido. Este no fue un hecho fortuito o un encuentro inesperado, Él fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado y demostrar una vez más que es Dios.

En la primera tentación teniendo hambre, es decir, una necesidad física le pidieron que convirtiera las piedras en pan y respondió que el vivía de la Palabra de Dios, demostrando estar sujeto a su Padre.

En la segunda tentación, el diablo le pidió lanzarse desde un lugar alto apelando a la protección que la Palabra de Dios prometía y asumiendo su rol de Dios contesto “ no tentarás al Señor tu Dios”

En la última tentación es llevado a un monte muy alto desde donde se veían todo los reinos, ¿Qué falta en un reino?, pues nada, Jesús vió todo, no faltó ninguna cosa que el diablo no le ofreciera; y él le dijo recordándole su deidad “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás” era necesario que esto ocurriera, ya que la tentación es una prueba que muestra lo que somos por dentro, Santiago 1:13 y 14, lo explica muy bien en donde dice “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios: porque Dios no puede ser tentado de los malos, ni él tienta a alguno: sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado”

Se ha dicho que Adán convirtió un huerto en desierto por pecar, pero Jesús convirtió un desierto en huerto por resistir el pecado.

¿Qué debemos comprender hoy?


No importando cual sea tu situación, en que lugar o condición te encuentres, como haya sido tu vida hasta ahora; entendamos que todos somos probados, que las circunstancias y situaciones que se presentan son parte de esa prueba, lo importante es descubrir sin miedos lo que somos y venir a Jesús reconociendo que en nuestro corazón existen cosas que nos dañan y alejan de Él.

Si tu anhelo es acercarte a Jesús y vencer todo pecado que sin duda causa daño en nuestras vidas, acércate a Él con un corazón sincero lleno de confianza, no vale la pena que te alejes de Jesús y te molestes por circunstancias difíciles o adversas, cuando Él para ti solo tiene pensamientos de bien y no de mal.

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” Santiago 1:12, usted pensará, ¡OH! ¡Pero que cosa mas difícil pide Dios! y sí para nosotros como humanos es difícil cumplir esto, pero es necesario recordar lo que Jesús dijo: apartados de mi nada podéis hacer.

Para escuchar el audio visite http://www.notivargas.com

Fuente: La Biblia / Depósito Legal: pp201001ya1343

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